Este edificio tan emblemático en la Gran Vía bilbaína, corresponde a uno de los arquitectos municipales más significativos y prestigiosos que tuvo Bilbao en plena expansión del ensanche, Ricardo Bastida. A él le debemos la mayor parte de los edificios más importantes dentro de la ciudad y que los tenemos presentes diariamente, tanto en el plano civil, como privado, educativo, religioso, institucional o de infraestructuras.
Nace en el año 1879, poco después de la derrota de los carlistas por los liberales y su consiguiente cesión de terrenos. La villa de Bilbao vivía en un ambiente claustrofóbico dentro del Casco Viejo y algunos pequeños terrenos colindantes, pero el gran salto al otro lado de la ría fue clave por la anexión de la anteiglesia de Abando a la villa.
La industria del hierro en general crecía y el fenómeno de inmigración era la consecuencia directa de este crecimiento, Bilbao necesitaba más terrenos para poder vivir, al mismo tiempo la nueva y competitiva villa necesitaba de infraestructuras acordes con su progreso y la construcción de edificios de alquiler burgués de carácter especulativo por parte de los grandes empresarios bilbaínos fue una tendencia constante en los nuevos terrenos adheridos.
Esta nueva zona, que abarcaba todo lo que conocemos como Abando, también incluía parte de Indautxu, y era lo que la villa necesitaba para poderse expandir y trazar su gran plan urbanístico. A partir de 1900 se empiezan a planificar los grandes trazados urbanísticos del Bilbao del Ensanche y es aquí donde Ricardo Bastida, recién acabada su carrera de arquitectura en Barcelona, vuelve a la cuidad con ideas nuevas y empieza tímidamente a hacer sus primeras aportaciones arquitectónicas a la villa. Su legado acabó siendo inmenso, parte de los edificios más emblemáticos de la ciudad llevan su firma, dado su cargo como arquitecto municipal tuvo la oportunidad de poder trazar una ciudad nueva que se extendía y crecía desmesuradamente y, por ello, sus consiguientes necesidades urbanísticas.
El edificio que se encuentra en la Gran Vía 49 es de 1921 y corresponde a su faceta como arquitecto de obra privada, esta calle principal del Bilbao del Ensanche cuenta con diferentes encargos ejecutados por él. Ejemplos de ello son este edificio y el edificio de Lezama-Leguizamón que se encuentra entre la Gran Vía y el parque de Doña Casilda Iturrizar, también ideado y ejecutado en parte por él en su faceta mas decorativa como es la fuente, el desaparecido bar donde se alquilaban las bicicletas y la pérgola.
El edificio al que nos referimos combina un estilo clásico reinterpretado hábilmente por su autor en la que hay que destacar su gran torreón haciendo esquina con las calles Máximo Aguirre con Gran Vía, junto con esas balconadas en el piso superior. En él predomina el gran dominio que Bastida tenía, tanto a nivel técnico como estilístico. La ornamentación está cuidadamente elaborada y dosificada, sin gran abuso de ella. Hay que destacar también la utilización de la piedra de las canteras de Ereño como base ornamental del edificio, que en repetidas ocasiones se utilizaba para decorar diferentes edificios y mobiliarios religiosos como son las pilas bautismales o la parte frontal donde se encuentran los púlpitos, por ejemplo en la Basílica de Begoña o en la iglesia de San Vicente.
A raíz de este pequeño blog, homenaje a Bastida, el Pasado miércoles 31 de enero, tuve el inmenso placer de asistir a una conferencia organizada por el Colegio Félix Serrano de Indautxu que este año cumple 100 años de vida , dedicada a la arquitectura del colegio, a su historia y a la época en la que se inauguró. Como conferenciantes participaban las hermanas Maria Jesús y Begoña Cava, prestigiosas historiadoras y profesoras de la Universidad de Deusto. Ellas, con gran brillantez, hicieron en poco tiempo, una sinopsis en la que situaron a nuestro célebre arquitecto en una situación político-social de forma resumida, muy amena y enriquecedora.